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Reimaginando los futuros de las izquierdas: debates de la X Conferencia Latinoamericana y Caribeña de Ciencias Sociales (Clacso

16 junio, 2025 By Cristiano Morsolin Leave a Comment

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Finalizó la décima Conferencia Latinoamericana y Caribeña de Ciencias Sociales Clacso 2025 (7-12 de junio), un espacio que reunió a más de 28.000 asistentes presenciales y 300.000 participantes virtuales. Así lo aseguró, la profesora Carolina Jiménez, vicerrectora de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), sede Bogotá, señalando que “en la edición anterior, celebrada en México, se registraron 14.000 participantes, mientras que en Bogotá hubo más de 28.000, cifra sorprendente para un contexto de pos-pandemia en el que los encuentros son cada vez menos concurridos y menos habitados. Tuvimos más de 700 ponentes, entre 800 y 1.000 mesas programadas y diálogos magistrales en los que fue muy alentador ver a tantos jóvenes y estudiantes no solo como asistentes sino también como ponentes, dando sus primeros pasos como profesionales”.

El profesor argentino Pablo Vommaro, secretario ejecutivo electo de Clacso, quien asumirá el cargo en un mes (2025-2028), enfatizó en el triunfo colectivo que significó esta edición, el esfuerzo de más de 270 centros universitarios de la red Clacso y de muchas organizaciones de base, movimientos sociales, comunidades, territorios e instituciones diversas.

“La Conferencia de este año dejó la vara muy alta, con gran compromiso y responsabilidad para que sigamos siendo la principal red en ciencias sociales, humanidades y artes críticas, transformadoras y emancipadoras de América Latina, el Caribe y el mundo, con el fin de lograr sociedades más justas, igualitarias, libres y democráticas”, aseguró. Añadió que, “una de las enseñanzas principales tiene que ver con el hecho de que sí somos capaces de estar juntos y juntas, a pesar de las diferencias en puntos de vista, perspectivas y abordajes; por otro lado, también está el que hecho de que haya sido una Conferencia con gran participación de juventudes, que, lejos de ser apáticas y descomprometidas con los problemas contemporáneos y el pensamiento crítico, son protagonistas en los espacios de Clacso”.

Para el académico Vommaro este es un llamado a la defensa fuerte de la democracia, entendida no solo de manera formal, sino como un respeto a la voluntad popular, pues allí hay deudas pendientes, agendas inconclusas y dificultades para responder a las necesidades, los anhelos y clamores de la sociedad y los movimientos sociales.

Pablo Vommaro, durante el acto de inauguración del día 09 de junio de 2025, afirmó que hay que celebrar el encuentro en la UNAL: “es un espacio para defender lo público, lo colectivo y lo común, y demuestra que hay una gran responsabilidad en fortalecer la organización como hogar del pensamiento crítico y emancipatorio”.

“En un mundo de policrisis, América Latina y el Caribe se deben posicionar geopolíticamente, generando paradigmas de cooperación internacional desde el Sur Global, con principios de justicia ambiental y social, y con un pensamiento articulado, crítico, riguroso y sólido que pueda intervenir en la sociedad y brindarle bienestar”, manifestó Vommaro.

También dijo que Clacso se basa en preceptos que ven como un pilar la diversidad de pueblos, opiniones y voces, y que buscan construir lo común en la diferencia, como lo decía el padre Camilo Torres (fundador de la facultad de sociología de la UNAL, junto a María Cristina Salazar): “no enfaticemos en lo que nos divide, pongamos el acento en lo que nos une”.

Por otro lado, la vicerrectora de la UNAL Sede Bogotá, Carolina Jiménez, recordó el 9 de junio como el Día del Estudiante Caído, en el cual se rinde homenaje a estudiantes como Gonzalo Bravo Pérez y Uriel Gutiérrez Restrepo, asegurando que “hoy más que nunca se hace indispensable defender la educación pública, pues hay un asedio a las instituciones educativas, así como a la ciencia y la tecnología, con un ejemplo claro en Argentina”.

La intelectualidad ha resistido altiva, y el que hoy nos encontremos aquí reunidos es una muestra de ello, y demuestra que sigue y seguirá valiendo la pena fortalecernos desde lo común. Para ello necesitamos universidades que propongan, pero que no impongan; y que convenzan y no venzan”, asevera la vicerrectora Jiménez, incluyendo también en una cita al profesor Fals Borda, en un libro que se cuestionaba sobre si es posible una “Sociología de la liberación”.

Luego recordó un texto del profesor Fals Borda ¿Es posible una sociología de la liberación? en el que el experto llamaba la atención sobre una ciencia nueva, es decir rebelde y comprometida con la reconstrucción social.

Por su parte, Karina Batthyány, actual directora ejecutiva de Clacso, expresó con gran entusiasmo que fue en Bogotá en donde nació esta Conferencia hacia el año 1967, por lo que es un honor que se lleve a cabo en la UNAL, universidad emblemática y hogar del pensamiento crítico.

Afirmó que “las ciencias sociales no deben observar desde afuera, sino que deben adquirir un compromiso con las memorias vivas de los pueblos y los movimientos sociales; para sanar las heridas que ha dejado la violencia, el autoritarismo, la crisis climática y la deuda social, factores que han afectado sobremanera a las mujeres, las infancias, las disidencias, las juventudes y los grupos afrodescendientes e indígenas”.

“Es en América en donde brotan las resistencias, las economías y los saberes comunitarios. Por ello debemos ampliar los márgenes de lo posible, habitar el conocimiento, la política y la vida, como tarea epistémica que transforma el mundo y que siga latiendo con fuerza a pesar de las crisis actuales”, indicó la directora Batthyány.

Historia de un encuentro continental

La Conferencia CLACSO tiene una rica historia que se remonta a 1999, cuando se realizó la primera edición en Recife, Brasil. Desde entonces, el evento ha recorrido importantes ciudades de América Latina: Guadalajara, México (2001); La Habana, Cuba (2003); Río de Janeiro, Brasil (2006); Cochabamba, Bolivia (2009); Ciudad de México, México (2012); Medellín, Colombia (2015); Buenos Aires, Argentina (2018); y Ciudad de México, México (2022).

En cada una de sus ediciones anteriores, que han acompañado la realización de las Asambleas Generales del Consejo, se han abordado temáticas diversas en función de las coyunturas políticas y sociales de la región, consolidando a CLACSO como el principal foro de debate académico y político de las ciencias sociales latinoamericanas.

La edición 2025 se estructura alrededor de cinco ejes articuladores fundamentales: democracias, resistencias, comunidades, derechos y paz. Estos temas reflejan las preocupaciones centrales de la región en el contexto político y social actual.

Construir conocimiento crítico desde el Sur global

El avance de las extremas derechas también se traduce en el asedio y el ataque constante a las ciencias sociales, las humanidades y el pensamiento crítico en general. Para frenarlo debemos fortalecer nuestras propias redes de producción de conocimiento, y CLACSO es una herramienta cardinal para ello.

El académico argentino Pablo Vommaro ha regresado a Bogotá después de animar varias actividades en LASA, realizado en la Pontificia Universidad Javeriana del año pasado, subrayando que “la distribución de la riqueza en la región es cada vez más desigual, y la posición de América Latina y el Caribe en el mundo, en tanto región integrada y soberana, continúa sin mejorar.

Una serie de fenómenos aparentemente aislados, como el ascenso de las extremas derechas, la proliferación del crimen organizado transnacional o el deterioro de la situación securitaria en diversas zonas de la región (fenómenos que, en última instancia, terminan favoreciendo diversas formas de extractivismo), encuentran su explicación última en ese panorama más general. Pero dicha situación, además, demuestra que la geopolítica, pensada desde América Latina y el Caribe, incrementa su valor analítico y político si se enfoca en la dimensión socioambiental. Este último es, de hecho, el vector que cataliza en esta coyuntura histórica la inserción dependiente de nuestra región en la actual configuración del sistema-mundo.

Estamos viviendo una época signada por el declive de un poder hegemónico —el de Estados Unidos y el mundo atlántico— y el avance de nuevos poderes o «polos» que lo desafían, así como de guerras abiertas que asolan con muerte a grandes conjuntos de la población mundial. Se trata esta de una época caracterizada por complejos conflictos y luchas, así como por una gran incertidumbre que atraviesa al conjunto del sistema internacional y global y se ve acentuada por la pospandemia y las guerras en curso. El ascenso de China pone de manifiesto los cambios que vivimos en estos planos, así como la creciente importancia del bloque de los BRICS, del cual Brasil es un activo líder.

Aunque habitamos una región desnuclearizada y declarada como Zona de Paz por la CELAC en 2014, debemos trabajar para que estas características persistan. Esto implica analizar la dinámica de las economías mundial y regional y los dilemas que enfrentan los proyectos de integración a nivel subcontinental y regional. Estados Unidos, en tanto potencia en declive, pretende que América Latina y el Caribe continúe siendo su zona de influencia (su «patio trasero»), para lo que cuentan con la complicidad de élites y grupos dominantes. Esto se refuerza a través de las políticas xenófobas, racistas e injerencistas de Trump, que continúa con el criminal bloqueo a Cuba, las sanciones a Venezuela y las amenazas contra Panamá.

El desafío que se plantea, de esta manera, estriba en retar nuestra capacidad de superar estas relaciones de subordinación e identificar las mejores maneras de actuar desde la región en el marco de este reordenamiento geopolítico del mundo multilateral.

Aunque parezca una tarea titánica —en parte lo es—, en este punto resulta fundamental reconocer que no partimos de cero. Por el contrario, como parte de un proceso histórico de consolidación de las experiencias de rebelión en nuestro continente, en las últimas décadas se ha ido constituyendo una gramática política compuesta por representaciones y espacios sociopolíticos que expresan anhelos de cambio y construcción de sociedades más justas, participativas e igualitarias encarnada por naciones y pueblos indígenas, comunidades campesinas, colectivos afro-diaspóricos y negros, organizaciones feministas, comunidades migrantes, colectivos juveniles y diversas movilizaciones antineoliberales.

Las experiencias contestatarias que pueden servir de punto de partida para esta tarea son incontables. También son muchas las redes teóricas e intelectuales orientadas a la producción de conocimiento crítico. En una coyuntura como la actual, de asedio y ataque a las ciencias sociales, las humanidades y el pensamiento crítico en general, el papel de estas experiencias se torna aún más relevante. El Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO), en tanto la red más grande del globo en lo que a ciencias sociales, humanidades y artes críticas se refiere, ocupa un lugar fundamental en esta batalla.

Necesitamos de una voz potente que no solo defienda y proteja lo alcanzado, sino que permita ampliar, fortalecer y desplegar nuevas iniciativas a la vez que difunda conocimiento riguroso y situado que permita disputar sentidos en la conversación pública. CLACSO es una herramienta clave para ello, a la que debemos continuar fortaleciendo a través del trabajo colaborativo, de la expansión de otras lógicas de producción intelectual y académica y del reconocimiento de otros sistemas epistémicos, en vías de consolidar un pensamiento crítico —que debe ser también crítico de sí mismo—, emancipatorio, propio y anticapitalista. Un espacio que ponga de relieve las perspectivas y lugares de enunciación del Sur global y destaque la capacidad para comprender y construir lo común desde la diferencia y la interculturalidad”, ha concluido el profesor Pablo Vommaro.

Los desafíos de la segunda ola progresista en Latinoamérica, según Gabriela Montaño

Gabriela Montaño, subdirectora de CELAG-Data de Buenos Aires, ex presidenta del Senado de la Republica plurinacional de Bolivia y ministra de Salud del gobierno de Evo Morales hasta el golpe de 2019, ha participado en varios paneles y mesas magistrales en Bogotá, destacando que “la gran lección que podemos sacar de la primera ola progresista, es que cuando llegas al gobierno no tienes que abandonar la calle. Es una lección fuerte, dura como lo fue en Bolivia en 2019 con un golpe de Estado que logra consolidarse. Tener un brazo en el gobierno y otro en la calle permite al progresismo mantener las estructuras de organizaciones sociales o sindicales de las que provenimos la gran mayoría de los movimientos de izquierda en el continente, y permite también que el gobernante no se aleje de la realidad, que no se aleje de sus pueblos que son finalmente quienes le dieron la legitimidad de origen a esos gobiernos.

Una segunda gran lección es que cuando entras a gobernar desde la izquierda y desde el respaldo de las mayorías populares, no puedes gobernar para intentar contentar a quien no te votó y que te odia, que son esos sectores privilegiados con privilegios económico y políticos históricos, sino que tienes que gobernar para quienes te votaron; cambiar la calidad de vida de la gente como lo ha hecho Andrés López Obrador en México, sacar a miles de personas de la pobreza son tareas que no puedes dejar hacia adelante, sino que hay que tomarlas desde el primer día de gobierno porque es cuando mayor fuerza tienes para hacer transformaciones profundas y no solamente maquillajes superficiales.

Esas transformaciones no las tienes que defender sólo como gobierno, sino que el pueblo te ayuda a defenderlas, y el pueblo te respalda, y te apoya y te sigue, ya sea tratando de frenar una intentona golpista como está sucediendo hoy en Colombia, o dándote un triunfo con más del sesenta por ciento como sucedió con Claudia Sheinbaum. Morena que garantiza otro período de transformaciones en México. Estas son dos lecciones aprendidas en estas dos olas progresistas que hemos tenido en el continente”, enfatizó Montaño.

Durante el Debate Clacso, realizado en Ágora, el miércoles 11 junio, titulado “Logros y tensiones del progresismo en América Latina”, la destacada ex ministra boliviana Gabriela Montaño (maravilloso ejemplo del protagonismo de las mujeres feministas de izquierda), ha subrayado que “como militantes de izquierda aprendimos a soñar hacia el futuro, a pelear, a avanzar desde lo construido de lo que hemos logrados para la emancipación de nuestros pueblos. Demostramos con el voto popular que la ola de las izquierdas no se agotó, llegando a las victorias de México y Colombia,

La presidenta Claudia Sheinbaum nos emociona. En la primera ola de izquierda con Evo Morales, nacionalizamos los recursos naturales en favor de los pueblos indígenas históricamente excluidos, por la recuperación de la soberanía, por la redistribución económica de las riquezas que no se vayan en mano de las multinacionales, se queden en Bolivia.

Tenemos que saber mirar a los logros de los gobiernos progresistas.

Los procesos constituyentes surgieron en Bolivia, Ecuador, Venezuela, por la presión de los movimientos sociales, en contextos muy difíciles pero logramos cambios radicales que transformaron profundamente el estado y la sociedad, en su conjunto racista en el caso de Bolivia, conformando Estados Plurinacionales por el Buen Vivir, porque antes, los pueblos indígenas nunca tuvieron el derecho de diseñar políticas públicas por la igualdad, por la autodeterminación de los pueblos y somos orgullosos de empujar estos procesos de cambio.

Así disputamos el espacio político a la ultraderecha, generamos la renovación de la agenda política. El presidente Petro es profundamente refrescante y nos dice que el desarrollismo y el extractivismo, no son la única vía. Nosotras las feministas estamos diciendo que hay que poner al centro de la política el cuidado de la vida. Es importante radicalizar la agenda de las izquierdas para bloquear la agenda de la ultra derecha.

Todo esto lo hemos construido en Bolivia, con una composición mayoritaria de la población indígena boliviana que además traía ya una historia larguísima de consolidación de organizaciones sociales campesinas e indígenas, logra consolidar una estructura partidaria que proviene de organizaciones sociales, que se identifica con un movimiento de movimientos sociales”, ha destacado la ex ministra Gabriela Montaño.

¿Cuántos países están gobernados realmente por la derecha? ha preguntado Montaño, agregando que “si bien es cierto que hay un auge de la derecha y extrema derecha en Europa (y Estados Unidos), en América Latina la situación es diferente. La región latinoamericana sigue siendo una reserva ideológica a contracorriente.

Lo que pasa en la Unión Europea y en los Estados Unidos no pasa en América Latina.

Las ideas de derecha no tienen la misma fuerza en un lugar que en otro.

Los datos matan relatos. En América Latina: el 56% de los países tienen gobiernos que comulgan con ideas de izquierda (sin contar a Perú, que ganó con un discurso anti-neoliberal, pero que a día de hoy es gobernado por el fujimorismo; y sin contar tampoco a Bolivia por la deriva de estos últimos años de Luis Arce).

En la UE, en cambio, solo el 19% de los países tienen gobiernos de izquierda.

En la OCDE, este porcentaje es del 34%. Es decir, la derecha es mayoritaria en UE (la extrema derecha ya está presente en el 30% de los gobiernos en Europa) y OCDE y no en América Latina”, ha concluido Montaño.

Reimaginando los futuros de las izquierdas en América

En el panel “Reimaginando los futuros de las izquierdas en América”, académicos evidenciaron que los fenómenos sociales crecientes en el Sur Global —como desindustrialización, migración masiva, informalidad laboral, economías criminalizadas y plataformas digitales que promueven formas de autoexplotación— están configurando un escenario de precariedad estructural que afecta especialmente a las grandes mayorías de la región. Según los expertos, estas formas de “precarización” no solo impactan las condiciones materiales de vida, sino que además erosionan aspectos más profundos como la salud mental de la población.

René Ramírez, investigador del Sistema Nacional de Investigadores de México y ex ministro de educación de la Revolución Ciudadana de Ecuador, señaló que “la desestructuración del trabajo, la incertidumbre permanente y la auto-explotación digital (personas trabajando bajo condiciones intensas y sin garantías laborales, aprovechando tecnologías digitales) afecta gravemente la salud de amplios sectores sociales, particularmente jóvenes y mujeres”. Agregó además que el uso del tiempo —cada vez más fragmentado, saturado y mercantilizado— limita la posibilidad de una organización colectiva, una reflexión crítica y una participación política sostenida.

Varios países latinoamericanos viven un nuevo giro progresista, como por ejemplo Colombia con el presidente Gustavo Petro, Brasil con Luiz Inácio Lula da Silva, o México con la transición hacia el gobierno de Claudia Sheinbaum; según los panelistas, aunque estos países no conforman un bloque homogéneo, sí comparten una agenda basada en la recuperación del Estado como garante de derechos, el fortalecimiento de lo público y el reconocimiento de los sectores históricamente marginados.

Frente a este resurgimiento de los gobiernos de izquierda, la filósofa argentina Luciana Cadahia, docente de la Universidad Católica de Chile, señala que la tensión entre modelos políticos en América Latina —oligarquías y progresismo— es cada vez más visible y que esta confrontación no es abstracta, ya que se puede traducir en políticas concretas sobre salud, educación, trabajo y tierras pensadas desde un Estado que busca servir al bien común o a la lógica de la mercantilización.

“El problema no es solo quién gobierna, sino cuánto tiempo tiene para transformar estructuras. El capitalismo opera con una inercia que exige respuestas rápidas, pero las transformaciones profundas requieren paciencia política, institucionalidad fuerte y movilización social”, señaló la académica Cadahia.

Pese a ese diagnóstico, el panel no se limitó al pesimismo, y así los académicos plantearon que la historia reciente demuestra que los virajes son posibles cuando hay voluntad política, por lo que invitan a fortalecer las asambleas populares como espacios de organización, deliberación y defensa de lo común.

Además, los académicos expresaron la necesidad de transnacionalizar la movilización popular conectando luchas locales con redes regionales e internacionales que enfrenten coordinadamente las lógicas globales de despojo, extractivismo y exclusión, para que a través de este escenario de participación se pueda reconstruir el tejido comunitario y disputar el sentido de lo político más allá de las urnas.

“No estamos atrapados. Los primeros gobiernos progresistas han demostrado que se puede redistribuir, cuidar y dignificar la vida”, dijo el ex ministro Ramírez.

Concluyo este articulo con las palabras de Pablo Vommaro, sobre la importancia de construir la Patria Grande Latinoamericana, como enfatizaba también el Papa Francisco: “las herramientas para poder contrarrestar la xenofobia y el racismo, tiene que ver con una integración regional mucho más potente. Y para eso no hay que descansar en los gobiernos, ni siquiera en los gobiernos progresistas, populares o de las izquierdas, porque uno podría decir, bueno, una integración que inicie en Brasil, en Uruguay, que pueda recorrer Chile, Bolivia en sus contradicciones, Venezuela, Honduras, Colombia, Guatemala, México, Cuba. Sí, sin duda, pero creo que la potencia del movimiento social está empujando desde abajo esa integración. Empujando a los gobiernos de las izquierdas, progresistas, populares para que esa integración sea realmente posible y condicione entonces a las ultraderechas.

Porque las ultraderechas muchas veces pueden avanzar mucho más gracias a las limitaciones o a los errores de las izquierdas. Por lo tanto, creo que ahí el movimiento social tiene como una tarea que ojalá CLACSO pueda promover, impulsar, potenciar, que es ponerle freno, hacer un cerco contra las ultraderechas, pero también empujar a los gobiernos de las izquierdas para que puedan realmente hacer medidas que puedan contrarrestar estos procesos de una forma mucho más efectiva”, concluyo el nuevo secretario ejecutivo de Clacso, Pablo Vommaro.

 

Cristiano Morsolin, investigador y trabajador social italiano radicado en Latinoamérica desde 2001, autor de 10 libros en 5 idiomas. Analiza las relaciones entre derechos humanos, movimientos sociales, políticas emancipadoras y la geopolítica de Papa Francisco. Fue recibido por el Papa Francisco en audiencia en Vaticano en octubre de 2017. Co-fundador del Observatorio sobre la Región Andina SELVAS (Milán, 2001), del Observatorio sobre las mafias “Liberande” (promovido por la red LIBERA, Roma, 2007). Es comentarista invitado por los mass-media internacionales: SIR-Servizio Informazioni Religiose (Vaticano), Religión Digital (Madrid), Cipsi (Roma), Vita (Milán), Corporación Latinoamericana Sur (Bogotá). Colabora con el Instituto de paz IPAZDE de la Universidad Santo Tomas de Bogotá. Su último libro: “Nunca Mas Estado Genocida. El boicot europeo en contra de las armas y de las mafias de Colombia” (Ediciones Antropos, 2023, comentario final del Cardenal Michael Czerny).

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