- En términos políticos, la Unión Europea entendía que la extrema derecha no podía entrar en los gobiernos de la Unión porque contradecía los valores fundacionales, que tenían a la democracia y a los derechos humanos sus principales valores. Hoy la extrema derecha gobierna en Italia con Giorgia Meloni y su Fratelli d’Italia, junto a los no menos de derechas la Lega de Salvini y Forza Italia de Berlusconi; en Hungría con Viktor Orban y el partido Fidesz; en Finlandia, donde Finns Party tienen las carteras de Interior, Justicia y Economía; en Bélgica está la Nueva Alianza Flamenca en el gobierno; en Países Bajos la extrema derecha salió del gobierno recientemente para volver con más fuerza; en Austria el Partido de la Libertad fue el más votado y se juntaron conservadores, socialdemócratas y liberales para formar un gobierno con pocas probabilidades de éxito; en España el Partido Popular y VOX son la fuerza política mayoritaria mientras el gobierno de coalición de Pedro Sánchez sobrevive a golpe de sustos; en Portugal Chega, la Konfederacja de Polonia o la Alianța pentru Unirea Românilor (RUM) son las principales fuerzas opositoras. La Europa que nació políticamente contra el nazismo y el fascismo, hoy ha vuelto a esos antiguos lugares y habrá que ver, con qué consecuencias.
La historia no se repite, pero rima.
- En términos geopolíticos, se ha arrodillado ante Trump, firmando Úrsula von der Leyen aranceles del 15%, el aumento del 5% de gasto en armas en la OTAN y la compra de energía a EEUU por valor de 750.000 millones de euros. Trump ha dicho que la UE invertirá en EEUU 600.000 millones adicionales, seguramente en armas. “Ha sido fantástico” ha dicho Trump. “Es una especie de asociación”, es decir, uno duerme en la cama y otro duerme en el suelo.
El acuerdo prevé que Europa se gaste 750.000 millones de dólares a lo largo de tres años en comprar petróleo, gas natural licuado y carbón de Estados Unidos. La UE tendrá que importar el 70% de sus energías fósiles de EE.UU. Es decir, se convertiría en su casi único proveedor. Los analistas dicen que es imposible, es decir, que las élites europeas han firmado con Trump algo que no se puede cumplir. Eso se llama miedo.
Se entiende con claridad por qué EEUU voló el gaseoducto ruso NordStream II y por qué ha puesto tanto empeño en enfrentar a la UE con Rusia, cuando lo sensato hubiera sido mantener la cooperación con un país con el que tiene continuidad territorial. El 55% del gas que consume Europa viene ahora de EEUU, invalidando el argumento de que no se podía depender solo de un país cuando era Rusia.
La paranoia europea, especialmente alemana (que está volviendo a hablar de rearme en ese país), de que Rusia va a invadir las provincias bálticas, Finlandia, Polonia con el argumento de la invasión de Ucrania olvida la expansión de la OTAN al este, la provocación constante a Rusia y resucita los argumentos de la guerra fría que no estaban basados en la verdad sino en los intereses de las élites norteamericanas y europeas.
- En términos, bélicos, Europa está, además, perdiendo la guerra de Ucrania, que es el argumento de los tanques de pensamiento europeos para justificar que se pongan de rodillas ante EEUU: para que no les deje solos en ese callejón sin salida en el que EEUU les ha metido. Se ha creado la idea de que sin los EEUU, Rusia, cuyo PIB es menor que el de Alemania (es el doble que el ruso), Francia o Italia individualmente y apenas un 25% mayor que el de España pero con un PIB per capita dos veces menor, pudiera confrontar y derrotar a la Unión Europea como si fuera un paseo militar. Sin olvidar que Trump abandonaría a la UE, a la que desprecia, si le resultara provechoso pactar con Putin.
- En términos diplomáticos ha perdido la influencia política que tenía en Oriente Medio (no juega en Palestina sino un papel de comparsa), en América Latina (donde China cada vez es más relevante), incapaces de poner en marcha siquiera el acuerdo con Mercosur, frenado por Macron desde Francia, y en África, donde igualmente China esta ocupando espacios crecientes de influencia comercial y política.
- En términos comerciales, y de ahí también su pérdida de importancia política, la Unión Europea está siendo expulsada de los mercados globales por China, y los productos chinos han inundado los mercados europeos.
- En términos morales, Europa está conculcando los derechos humanos en su persecución a los inmigrantes, en la denegación del derecho de asilo y refugio, en el acorralamiento de la inmigración ilegal, además de ser cómplice del genocidio en Gaza, incapaz de establecer sanciones para frenar la masacre. Igualmente está acompañando a EEUU en decisiones que dinamitan el estado de derecho y las reglas internacionales, tales como:
- establecer aranceles a Brasil si juzgan a Bolsonaro por intento de golpe de estado.
- bombardear tres centrales nucleares iraníes (“nos han hecho el trabajo sucio”, dijo el canciller alemán).
- Perseguir a los que ayudan a Palestina e impedir sanciones en Naciones Unidas.
Esa incapacidad moral está detrás también de su incapacidad de elegir a un Papa europeo, siendo elegido finalmente un Papa norteamericano/peruano que, sin embargo, parece que está continuando la tarea de Francisco, con el que la Unión Europea tampoco pareció tener una relación tan especial como la que tuvo con Juan Pablo II.
- ¿Podría hacer otra cosa la UE? Claro, pero para ello, los pueblos europeos tendrían que salir a la calle y decirle a sus élites que no están de acuerdo con unas políticas que conducen al desastre. Igualmente, sería bueno que la izquierda europea recuperara el pulso y dejara de estar más preocupada por las peleas internas que por encontrar alternativas realistas. No hay que olvidar que a China le va bien habiendo plantado cara a Trump. Empezaron a escalar los aranceles hasta que llegaron a una lógica en donde era evidente que nadie ganaba. Pero China no se amilanó y le cortó a EEUU el suministro de metales propios de tierras raras. Esas decisiones forman parte de la “guerra de cuarta generación” y tienen la bondad de que, si la inteligencia gana, evitan muertes. Pero, insisto, hace falta que las élites europeas dejen de estar arrodilladas. Esos golpecitos en las manos que Trump dio en su club en Escocia a Ursula von der Leyen expresa corporalmente quién manda y quién es el mandado. Y que la Unión Europea se reúna con el presidente de los EEUU en un club privado en Escocia, en su propio suelo es simbólicamente una señal de capitulación.
- La UE podría dedicar esos000 millones de dólares que quiere comprar en energías fósiles a EEUU, en energías renovables, de manera que aumentara su capacidad total instalada de energía solar y eólica en aproximadamente un 90%, partiendo de los 569 GW que tenía en 2024. Podría hacer valer sus principios fundacionales y confrontar a la extrema derecha como enemiga de los valores constitucionales. Podría romper todas las relaciones con Israel por el evidente genocidio, dejar de venderles armas y de prestar sus bases para la masacre. Podría acompañar los procesos de independencia real en África buscando la cooperación y no formas neocoloniales, igual que podría evitar que las multinacionales expolien las riquezas en América Latina o que la extrema derecha busque desestabilizar los gobiernos progresistas. Podría hablar con una sola voz en Naciones Unidas en contra del genocidio en Gaza, podría plantar cara a Trump cuando quiere poner aranceles a los países que juzgan y condenan a golpistas y delincuentes aplicando su estado de derecho. Podría apoyar la paz entre Ucrania y Rusia atendiendo a los intereses de las dos partes y ser parte activa de la reconfiguración geopolítica del mundo, rompiendo definitivamente con cualquier forma de colonialismo y neocolonialismo como las que han sido comunes en los últimos siglos. Una Unión Europea que hablara con los BRICS, que le dijera a Trump que lo que está haciendo rompe el orden mundial, que impulsara la legalización de las drogas para acabar con las bandas criminales y que luchara de manera real contra los cárteles, impidiendo que los bancos blanquearan los beneficios del tráfico de drogas y de armas. Una Unión Europea que fuera la primera potencia mundial en energías renovables y en ahorro energético, de manera que pudiera exigir porque predicaría con el ejemplo, que recuperara el Acuerdo de París, que luchara contra la proliferación nuclear sin dobles varas de medir y que fuera una referencia de paz poniendo sus ejércitos, independizados de la OTAN, al servicio de Naciones Unidas y de las necesidades propias de sus países.
- Una Europa que se mirara en el espejo y entendiera, al revés de como dijera el máximo responsable de la Unión Europea para la política exterior, el español Josep Borrel, que no es verdad que Europa sea un jardín y el resto jungla, sino que el jardín europeo, que fue, se hizo sobre los países del Sur y que, incluso pese a esa ventaja, hoy está optando por convertirse no en una selva, sino en un vertedero, que es lo que quedará después de las guerras y la devastación medioambiental en donde ahora estamos.
Juan Carlos Monedero
Foto tomada de: Casa de Europa
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