Los otros objetivos o factores de esas guerras civiles fueron: No dejar liberar a los esclavos; continuar los caudillos agrarios con los beneficios que traían desde la Colonia como criollos acomodados; imponer la religión católica sobre los otros cultos; impedir el reparto de la tierra, afianzar el poder regional de los supremos caciques y líderes agrarios; invocar la soberanía de las regiones para manejar zonas enteras con intereses económicos y de clase o castas; concentrar el poder de manera unipersonal apoyados en un bipartidismo nuevo con el Partido Nacional en La Regeneración Nuñista para manejar la contratación nacional bloqueando las autonomía que enarbolaba el federalismo desde el Olimpo Radical.
El siglo XX en Colombia arrastró los vicios de ese bipartidismo amorfo y surgió El Republicanismo (1904-1930), una fusión de liberales y conservadores como zaga de La Regeneración (1886-1903), es decir otra etapa de conservatización de los dos partidos políticos, con los gobiernos de Rafael Reyes, Ramón González Valencia, Carlos E Restrepo, José Vicente Concha, Marco Fidel Suarez, Jorge Holguín Mallarino, Pedro Nel Ospina y Miguel Abadía Méndez, todos se desempeñaron desde 1904 hasta 1930. Sumadas las dos etapas de esta conservatización son 44 años de hegemonía conservadora porque en ese trasegar Rafael Núñez se comportó como un conservador a la par que todo lo fraguaba con Miguel Antonio Caro, el más derechista, deshonesto y manipulador de todo el mosaico de presidentes de este período.
Gaitán nació en 1898 y desde los 14 años se impactó al escuchar a Rafael Uribe Uribe, el intelectual, abogado y liberal radical que hablaba del socialismo de Estado, participó en tres guerras civiles para defender las ideas liberales, atacar el proyecto de Núñez como traidor de su partido, impedir el desplome de la Constitución de Rionegro y reclamar el respeto por el derecho a la participación, la reforma laboral y la flexibilización en la tenencia de la tierra, entre otras proclamas. El padre de Gaitán era un liberal radical supérstite, librero de oficio y lector infatigable; le transmitió a su hijo la pasión por la lectura y le facilitó las búsquedas de buenos autores para su formación. Gaitán estudió derecho en la Universidad Nacional y se especializó en el componente penal estudiando en Roma, orientado por un socialista de prestigio como Enrico Ferri.
En 1930 ganó las elecciones Enrique Olaya Herrera, un liberal boyacense, ex ministro de dos gobiernos conservadores, que representó a su partido dejando la Cancillería, para enfrentar las elecciones ante los conservadores Vásquez Cobo y Guillermo Valencia, seleccionados o nominados por los párrocos de muchos municipios, pero no lograron ponerse de acuerdo en un solo nombre. Después de 44 años de hegemonía conservadora surgió lo que luego denominarían La República Liberal (1930-1946), 16 años con cuatro presidentes liberales: Olaya Herrera, López Pumarejo, Eduardo Santos y Lleras Camargo. La actividad política de Gaitán podemos enfocarla desde 1924. Se destacó como orador durante el debate sobre la masacre de las bananeras (1928) y allí dejó ver su profunda pasión por las causas populares la cual creció en la medida que se adentró en campañas políticas y correrías en varias partes del país; desde la Cámara de Representantes ya había demostrado capacidad legislativa y conocimiento de la problemática del país. Como alcalde de Bogotá, dejó su impronta para defender los derechos sociales, inclusive en exceso pues fue objeto de burlas y sorna por las medidas tomadas (desayunos escolares, alimentos para los indigentes, calzado para los pobres, prohibir los avisos de los almacenes y tiendas en inglés, uniformar a los choferes…), para ordenar la vida urbana en Bogotá; o como ministro de Trabajo demostró su versatilidad para avanzar en otros espacios y materias del derecho
Según Antonio García Nossa, amigo y asesor durante los últimos 5 años de su vida truncada a los 50, los objetivos de Gaitán, entre otros aspectos, fueron 5 los básicos. 1). Modificar el Estado de casta ensamblado por la oligarquía, 2). Establecer un control estatal sobre la economía de competencia, 3). Implementar un criterio socialista para la distribución del ingreso, 4). Eliminación de los privilegios de clase dentro de los partidos políticos, 5). Aplicación multidimensional de la Democracia para obtener una democracia económica, democracia política y democracia social. Gaitán no pretendió introducir abruptamente el socialismo como sistema imperante, buscaba gradualmente cambios sociales, un estado de justicia, de derecho y de servicios, que organizara las bases y educara ideológicamente para un nuevo sistema de vida. Clamaba por trabajos justos y contra la miseria. Sobre la salud Gaitán requería mayor atención a las enfermedades, la maternidad y la vejez. Su aspiración era popular, nacionalista y democrática. (García Nossa, 1954).
Gaitán, fue admirador de Manual Murillo Toro, quien desempeñó la presidencia 2 veces en el siglo XIX y concibió una reforma agraria que hiciera justicia con los desposeídos de la tierra, desconocidos por hacendados y terratenientes que habían acaparado los mejores predios desde que Colombia se independizó de los españoles. Gaitán, también exponía la necesidad de una reforma agraria para utilizar mejor el campo y abrir sitios de trabajo. Al mismo tiempo explicaba la necesidad de impulsar la industrialización de Colombia porque de no ser así, las ciudades no tendrían como recepcionar a los migrantes internos y con el repoblamiento de la ciudad no encontrarían los productos agrícolas suficientes para ofrecerle al flujo de habitantes.
Jorge Eliécer Gaitán, criticaba a la oligarquía concibiéndola como una casta de la burguesía que se dedicaba a medrar alrededor del poder político, los veía como la perpetuación de una dirigencia que se reproducía familiarmente o colateralmente por la identidad con los intereses económicos que portaban, y siempre habían influido en todos los gobiernos. No hacía diferencia entre las élites liberales y conservadoras que dirigían el país, hablaba de la oligarquía liberal-conservadora y el pueblo en otro lado, utilizado por ellos. Esa oligarquía, por su origen humilde, lo trataba de negro o de indio, o como un desclasado que había ascendido y escalado por su volcánica voz de agitador de masas.
El trasegar político de Gaitán se produce inicialmente en los últimos dos gobiernos de la hegemonía conservadora (1924-1930), continua durante los gobiernos liberales (1930-1946), y los dos últimos años como Jefe nacional del partido liberal. En 1933 fundó un movimiento político llamado UNIR, el cual desmanteló en 1935, para reingresar al liberalismo. Ese movimiento habría sido oportuno cuando atraía al pueblo liberal y conservador, llenaba plazas y la gente estaba enardecida por el exterminio de los lideres gaitanistas en los municipios.
En estos períodos o tiempos señalados sufrió varios entrampamientos para no dejarlo ascender o para que se equivocará, o para impedir su brillantez que opacaba a los tres mandatarios principales de menor perfil ante las bases del partido liberal. Por eso se unieron López Pumarejo, Eduardo Santos y Alberto Lleras, para impedir su candidatura única en 1946, dividieron al partido liberal con la candidatura de Turbay Avinader. Le tendieron la trampa y en efecto el liberalismo volvió a perder la presidencia como había ocurrido en los 44 años anteriores. Ante el crecimiento electoral de Gaitán, se convirtió en una amenaza para la oligarquía que ya estaba otra vez en el poder (porque lo estaban con azules o con rojos), habiendo elegido a Mariano Ospina Pérez, y se desató una ola de asesinatos para extinguir a los líderes gaitanistas, 15.000 asesinatos en ciudades y campos de Colombia; otro entrampamiento al elegirlo Jefe del liberalismo, creyendo él que desde adentro del partido podría reformarlo. Perdió la elección de 1946, pero se propuso ganar la presidencia en 1949. Laureano Gómez, jefe conservador y mentor del presidente Ospina, era ya admirador de Hitler, Mussolini y Franco, lideres totalitarios fascistas en Alemania, Italia y España, respectivamente; Laureano fue embajador en Alemania; luego extrapoló la violencia de los franquistas contra los republicanos en España y extendió el odio contra las bases populares contrarias a sus apetencias. A Gaitán solo faltaba asesinarlo y así lo hicieron.
A Gaitán no lo dejaron llegar al poder. En la plenitud de su vida lo eliminaron. Colombia perdió la oportunidad de renovar la Democracia, que aún sigue estancada. Y la violencia metamorfoseada no ha cesado desde ese crimen. Todavía no hemos podido terminar de construir la República (1821-2025), y tenemos una democracia imperfecta. En estos 77 años se han registrado 2 grandes guerras. La llamada Violencia con V mayúscula fue una guerra civil entre campesinos liberales y campesinos conservadores porque las élites bipartidistas los arrojaron a eso y fueron despojados de las tierras entre 1950 y 1958. Luego el periodo de bandolerismo (1958 hasta 1964); luego la irrupción de las guerrillas desde 1964 hasta el 2016. Y en medio de todo, múltiples violencias generadas por la marihuana, las esmeraldas, el narcotráfico, el contrabando, la minería ilegal. Las disidencias de las FARC y el ELN no han parado desde el año 2016, aparecieron paralelamente las bandas multicrimen y el desperfilamiento de las guerrillas supérstites, todos enredados con el narcotráfico. Le legalización de la cocaína sigue siendo la solución para que desaparezcan las violencias, pero varios países de la comunidad internacional siguen con la doble moral de consumir y prohibir.
Cita bibliográfica.
García Nossa Antonio. “Gaitán y el camino de la revolución colombiana”. Libro publicado por ediciones Camilo. Talleres de impresos litográficos. Bogotá, abril de 1974.
Alberto Ramos Garbiras, Abogado de la Universidad Santiago de Cali (USC); especialización en derecho constitucional de la Universidad Libre; Magíster en Ciencia Política de la Universidad Javeriana; PhD en Política Latinoamericana, Universidad Nacional de Madrid (UNED- España); estudios de actualización política en la Universidad Complutense de Madrid. Ha sido profesor de las cátedras: derecho internacional, ciencia política, derechos humanos, derecho constitucional y derecho ambiental, en la Universidad Libre, Cali.
Foto tomada de: Comisión intereclesial de Justicia y Paz
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