En 2018, el periodista y escritor estadounidense Michael Wolf, después de sumergirse por 7 meses en el mundo íntimo de Donald Trump, y conversar con más de 200 personas cercanas a él, llega con su libro “Fuego y Furia: dentro de la Casa Blanca de Trump” a una contundente conclusión: “El 100% de las personas cercanas a Trump creen que él es un niño grande, que actúa como tal, buscando recompensas, y no da para más”. Wolf lanzó entonces una dura advertencia: “Estamos ante un hombre que no está capacitado para desempeñar casi ninguna de las funciones que atribuimos a un presidente”. “Trump es un tonto, amoral, ignorante y caprichoso” sentenció proféticamente el escritor norteamericano sobre el niño grande que hoy juega a la batalla naval en el Caribe.
Al libro de Wolf, que fue número 1 en ventas en Estados Unidos, Trump respondió con un mensaje en redes: “no solo no soy intelectualmente incapaz, sino que soy un genio”. Corroborando lo que su gente más cercana advertía, que Trump es un ignorante que no sabe ni siquiera que lo es, pero el resto del mundo si lo sabe, y sufre además las consecuencias de su criminal imbecilidad y de la frívola e irresponsable elección de los estadounidenses.
La estupidez es peligrosa, muy peligrosa, nos advierte el maestro español Ricardo Moreno Castillo, en su libro “Breve tratado sobre la estupidez humana”. Y esto es así, porque los tontos actúan sin pensar en las consecuencias de sus actos. De ahí que, un idiota con poder como Trump puede, por ejemplo, matar con bombas a 65 personas en el Caribe, de las cuales no conoce ni su nombre, por provocación o por simple sospecha, ya que al tonto se le dificulta comprender situaciones complejas como el debido proceso, o el derecho internacional público, o incluso algo simple pero trascendental como el derecho a la vida.
Preguntémonos: ¿Cómo puede ser alguien tan imbécil de no medir las consecuencias de participar por años en las bacanales de Jeffrey Epstein, orgías que estaban plagadas de drogas y abuso de mujeres y menores de edad, y luego querer ser presidente de los Estados Unidos, país que se arroga la potestad de certificar o no a otras naciones por su compromiso en la lucha contra las drogas y la trata de personas? Y la respuesta es que el tonto carece de capacidad mínima de análisis, elemento esencial para la reflexión ética, ya que bajo su estrecha visión todo se reduce a negocios, ignorando y despreciando cualquier otra perspectiva, llámese derecho internacional público o derechos humanos.
Por eso, creyó que un conflicto histórico, racial, religioso, cultural y profundamente complejo, como el de Gaza, se iba a solucionar en 3 días, montando un modelo de negocio inmobiliario, e invitando a los países árabes a ser accionistas. Solo a un cretino del tamaño de Trump se le ocurre que, sobre los cadáveres de miles de niños, mujeres y ancianos, muertos bajo la genocida mano de Netanyahu, podía proponer impunemente construir un centro vacacional, una Riviera del Medio Oriente, Las Vegas Árabes, como cínica y brutalmente llama al proyecto que ha soñado para reconstruir Gaza, pero sin palestinos vivos a la vista.
Pero tal vez lo más peligros de un tonto con poder, es que el imbécil despreciará siempre el saber, el conocimiento, la ciencia, por eso a pesar de los miles de informes científicos, de las advertencias de la ONU y de la evidencia empírica sobre el calentamiento global, el tonto negará el hecho, ridiculizará a los científicos y dirá cosas como que el calentamiento global es “la mayor estafa de la historia” mientras en medio de la tragedia ambiental invita a los petroleros a “taladrar, bebé, taladrar”, derrumbando las políticas de energías limpias que eran la única esperanza del planeta y de la humanidad para frenar su propia auto-extinción.
Por esto se equivoca Berni Moreno y Marco Rubio (otros tontos con poder) y se equivocan los medios, los analistas y todo aquel que pretenda dar al mediocre panfleto de mal gusto denominado La Doctrina Trump, el calificativo de “doctrina”, ya que doctrina es un conjunto de ideas, de pensamientos, de principios, que exigen esfuerzo intelectual, que es precisamente de lo que carece Trump y su círculo cercano, que son inmunes al conocimiento, la reflexión profunda y la ética. La mal llamada doctrina Trump es, por el contrario, lo más parecido a un burdo chantaje mafioso, una amenaza criminal que abusa de su poder violento, de su fuerza bruta para someter a sus víctimas, en este caso a Colombia y América Latina.
En el vulgar documento azul, Trump en su infinita estupidez pretende acusar al presidente Petro, que ha sido una de las personas que más ha luchado contra las mafias de narcos y políticos en el poder en Colombia, de ser el “líder del narcotráfico”, lo cual causó la reacción de rechazo, incluso de acérrimos opositores de Petro, como el periodista Néstor Morales. Y aún es más estúpido, que dicha acusación tiene como fuente a varios políticos colombianos, que si tienen serios indicios de tener estrechas relaciones con las mafias del narcotráfico. Únicamente bastaba al tonto de Trump, no quedarse tan solo con los rumores, y contrastar la información que le dieron Marco Rubio y Berni Moreno, de sus reuniones con políticos y empresarios colombianos, que a su vez también están embrutecidos de ira contra Petro. Bastaba solo indagar con la DEA, para darse cuenta de lo descabellado del asunto. Pero otra característica del tonto es que traga entero.
Paso seguido, el fofo documento destapa el viejo propósito imperialista de incidir en las elecciones de América Latina y favorecer a políticos pro-estadounidenses, especialmente en Colombia. Para lo anterior, torpemente en el mismo dosier confiesan que se pretende vincular al presidente Petro con grupos terroristas, para luego judicializarlo a él, su círculo familiar y a sus funcionarios más cercanos. Y rematan con el sello de oro que caracteriza a los idiotas modernos de la era digital, un meme mal hecho con inteligencia artificial del presidente Petro con Maduro, vestidos con el traje naranja que caracteriza a los presos en Estados Unidos.
Así de peligroso está el planeta, con el país más poderoso del mundo gobernado por un idiota, dispuesto a todo para tapar sus escandalosas acusaciones de fraude financiero y pederastia, precisamente cuando enfrentamos la mayor crisis ambiental de la historia y la amenaza de la tercera guerra mundial asomándose cada vez con más fuerza. Como dijo Goethe: “Contra la estupidez, hasta los dioses luchan en vano”.
Gabriel Bustamante Peña, Presidente del Instituto de Ética Pública y profesor universitario
Foto tomada de: ABC News

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