La medida gubernamental y sus justificaciones
A través del Decreto 1184 del 8 de noviembre de 2025, el gobierno estableció un arancel del 0% para la importación de insumos y materias primas del sector de confecciones y calzado[i]. La medida se aplicará inicialmente por dos años y está dirigida a las importaciones de países con los que Colombia no tiene tratados de libre comercio vigentes[ii].
El Ministerio de Comercio, Industria y Turismo argumenta que los fabricantes de prendas de vestir (confeccionistas), que generan la inmensa mayoría del empleo del sector (406.000 de un total de 490.000 puestos en 2024), se enfrentan a una competencia desleal. Solo podían abastecer el 12% de su demanda de hilos con producción nacional, obligándoles a importar el 88% restante con un sobrecosto del 10%. El gobierno considera que eliminar este arancel es la estrategia más adecuada para reducir los costos de producción y permitir que la industria nacional compita en mejores condiciones con los productos importados, especialmente frente a gigantes como Shein y Temu.
La controversia en cifras y argumentos
La medida ha dividido a los actores económicos y ha sacado a la luz los profundos desequilibrios de la cadena productiva textil.
- La voz de los afectados: hilanderos y algodoneros: La Asociación Nacional de Empresarios (ANDI) y la Confederación Colombiana del Algodón (Conalgodón) advierten que la medida podría acabar con la ya debilitada industria hilandera nacional, con la pérdida de unos 8.000 empleos directos y 30 mil indirectos con el cierre de las tres hilanderías que aún operan en el país. Señalan que esta decisión entregaría el mercado a productores de China, India y otros países asiáticos que operan con subsidios estatales y bajos costos. Bruce Mac Master, presidente de la ANDI, llegó a calificar la política como “neoliberal”, acusando al gobierno de sacrificar una industria por un cálculo electoral[iii].
- El colapso histórico del algodón nacional: El debate ocurre en un sector agrícola que ya se encontraba en crisis extrema. Mientras que en la década de 1970 Colombia sembraba entre 350.000 y 400.000 hectáreas de algodón, hoy esa cifra se ha reducido a apenas 13.000 hectáreas[iv]. Este colapso limita estructuralmente la capacidad de la hilandería nacional para abastecer la demanda interna.
Un Análisis desde la teoría de la protección de las industrias nacientes
La disputa trasciende el caso específico y obliga a una reflexión sobre el modelo de desarrollo industrial. Las teorías de Alexander Hamilton y Friedrich List[v] abogaban por usar aranceles de manera temporal y estratégica para proteger industrias nacientes con potencial de volverse competitivas. La pregunta crucial es: ¿Ha servido la protección arancelaria en Colombia para fomentar esa competitividad, o simplemente ha blindado la ineficiencia?
En el caso del algodón, la protección existió, pero el sector no logró modernizarse ni escalar para satisfacer la demanda interna. El arancel del 10% no fue suficiente para revertir una crisis de décadas impulsada por altos costos de producción, equipos obsoletos y el azote de plagas como el picudo[vi]. El gobierno de Petro parece haber aplicado un criterio de utilidad económica mayor: optar por proteger el eslabón que más empleo genera (la confección) en detrimento de uno que, a pesar de la protección, no logró consolidarse (la hilandería y el cultivo del algodón).
Pregunta inevitable ¿Es correcta esta política?
Hacia una política industrial efectiva: Más allá de los aranceles
La eliminación del arancel puede ofrecer un alivio inmediato a los confeccionistas, pero no es una política industrial en sí misma. Parece que el gobierno del presidente Petro busca dar un apoyo prioritario al subsector Textil, Confección, Cueros y Calzado, dado que es el que mayoritariamente ha impulsado la leve recuperación del sector industrial y del empleo manufacturero[vii].
Para evitar que la desprotección simplemente traslade la dependencia del exterior a otro eslabón de la cadena, se requiere que los insumos textiles se produzcan en Colombia a precios competitivos. Las estrategias deberían incluir:
- Tecnología para la productividad: Es fundamental mejorar los procesos productivos mediante la innovación tecnológica. Proyectos como “+Algodón”[viii], una cooperación entre Colombia, Brasil y la FAO, han demostrado que técnicas como la asociación de cultivos (algodón con maíz o fríjol) pueden aumentar la productividad por hectárea y crear agroecosistemas más resilientes. La transferencia de tecnología, el uso de drones para la aspersión y la agricultura de precisión son clave.
- Inversión en infraestructura económica: La productividad también depende de una infraestructura de primer nivel. Inversiones estratégicas en ferrocarriles, vías 5G, puertos y distritos de riego son esenciales para reducir los costos logísticos y mejorar la eficiencia.
- Incentivos financieros y fiscales: La creación de líneas de crédito de fomento con tasas de interés accesibles, junto con una política tributaria progresiva y esfuerzos para reducir el alto costo de la energía en Colombia, pueden marcar una diferencia decisiva para la rentabilidad de los productores nacionales.
- Diálogo para la productividad: Como bien señala la experiencia internacional, las políticas industriales efectivas requieren “más datos, más análisis y más diálogo” para evitar costosos errores y no acabar siendo “rehén de intereses específicos”. Gobierno y gremios deben concertar una hoja de ruta con metas claras de eficiencia económica.
El siguiente cuadro sintetiza los argumentos centrales del debate y la perspectiva teórica:

La protección a largo plazo se gana con productividad
La decisión del gobierno Petro de eliminar el arancel a hilaturas de algodón y fibras importadas es un síntoma de un problema estructural más profundo: la falta de una política industrial exitosa que hubiera evitado que el sector algodonero e hilandero nacional llegara a esta situación de extrema debilidad. El desafío ahora es no repetir el error.
El camino no es la protección indefinida, pero tampoco lo es la desprotección total. La solución, en línea con el espíritu de Federico List y sus aranceles decrecientes, reside en que el Estado y el sector privado construyan, mediante un diálogo social genuino, un pacto por la productividad. Este pacto debe traducirse en inversiones reales en innovación, infraestructura y financiamiento que permitan a los productores colombianos no solo abastecer el mercado interno con calidad y precios accesibles, sino también competir en los mercados internacionales. La competitividad mediante mejoras de la productividad, no el proteccionismo, es la única protección durable.
Es evidente que la política de reindustrialización del gobierno del presidente Gustavo Petro no logró despegar con la fuerza esperada. Por ello, es imperativo retomar esta bandera en una propuesta de continuidad del “gobierno del cambio”. Cualquier candidatura que busque seguir esta línea programática debe comprender que el avance se vio limitado por:
- La ineficiencia en la política energética.
- La inexistencia de un programa nacional de ciencia y tecnología.
- La ausencia de desarrollo en infraestructura de transporte de alta velocidad (como los ferrocarriles eléctricos).
- La debilidad de la banca pública de fomento.
Abordar estos puntos es crucial para la viabilidad de una política de reindustrialización. Adicionalmente, debemos aprovechar estratégicamente la Iniciativa de la Franja y la Ruta y la alianza BRICS, particularmente a través de su brazo financiero, el Nuevo Banco de Desarrollo (NBD).
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[i] https://www.presidencia.gov.co/prensa/Paginas/Gobierno-decreta-cero-arancel-para-importacion-de-insumos-y-materias-primas-del-sector-confecciones-y-calzado-251111.aspx
[ii] https://pluralidadz.com/nacion/el-presidente-gustavo-petro-firma-decreto-que-elimina-aranceles-a-insumos-textiles-para-bajar-costos-de-produccion/
[iii] https://elpais.com/america-colombia/2025-11-19/petro-retira-el-arancel-a-la-industria-del-algodon-y-le-pide-reinventarse.html
[iv] https://www.fao.org/colombia/noticias/detail-events/zh/c/1637560/
[v] Alexander Hamilton, Informe sobre las Manufacturas (Presentado a la Cámara de Representantes de EE. UU., 5 de diciembre de 1791). Friedrich List, Sistema Nacional de Economía Política (1841).
[vi] El “picudo algodonero” es la plaga más importante del cultivo de algodón en Colombia, causando grandes pérdidas en rendimiento y calidad de la fibra al alimentarse de las estructuras reproductivas de la planta. Para combatirlo, el Instituto Colombiano Agropecuario (ICA) ha implementado un plan nacional de manejo para mantener y establecer áreas libres de la plaga, que incluye monitoreo, trampas y control cultural. El manejo de esta plaga representa una parte significativa de los costos de producción del algodón.
[vii] Según el DANE, el subsector industrial Textil, Confección, Cueros y Calzado creció un robusto 9,5% en el tercer trimestre de 2025, lo cual lo constituyó en el mayor contribuyente al crecimiento general del 4,1% registrado por el sector manufacturero. (Ver: https://www.dane.gov.co/index.php/estadisticas-por-tema/cuentas-nacionales/cuentas-nacionales-trimestrales/pib-informacion-tecnica)
[viii] El proyecto “+Algodón” es una cooperación Sur-Sur trilateral entre los gobiernos de Colombia y Brasil, y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). Busca fortalecer la cadena de valor del algodón sostenible, apoyar a la agricultura familiar algodonera, mejorar la competitividad y promover la innovación, la tecnología (como el uso de drones y blockchain) y la participación de las mujeres y la juventud rural en el sector.
Carlos Julio Diaz Lotero
Foto tomada de: Fashion Network

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