• Desde el sur
  • Sur global
  • El sur posible
  • Archivo Revista Sur
  • Video
  • ESPECIAL SOBRE BOGOTÁ
  • SUR COOPERANDO

Corporación Latinoamericana Sur

  • INICIO
  • NOSOTROS
    • Quienes somos
    • Qué hacemos
    • Nuestro Equipo
  • TEMÁTICAS
    • Participación y cultura política
    • Paz, Desarrollo Social y Postconflicto
    • Jovenes
    • Victimas
    • Salud
    • Derechos humanos
    • Democracia y ciudadania
    • Ciudades Equitativas – Territorios Equitativos
  • Publicaciones
  • Contáctenos

Pactar un nuevo acuerdo no tiene vuelta de hoja

31 octubre, 2016 By Hernan Suarez Leave a Comment

PDF
Imprimir

Un nuevo Acuerdo se torna obligado y necesario para las fuerzas del SI y el No, para Santos, Uribe  y las Farc. El camino de la guerra está cerrado. Volver a ella  significaría una “Guerra de Autodestrucción Mutua Asegurada”.  El acuerdo de paz como lo queríamos la mitad de  los colombianos que fuimos derrotados por el NO ya no es posible. Fuimos arrojados del paraíso del  gran acuerdo inicial.

El concepto  de Guerra de Destrucción Mutua Asegurada (MAD) surgió en  lo más caliente de la Guerra Fría. Una doctrina militar según la cual, si un país con capacidad nuclear ataca a otro país con armas nucleares, el resultado final será la aniquilación para ambas naciones. Blanco sobre negro, si, por ejemplo, Estados Unidos ataca a otro país con armas nucleares, Estados Unidos no estaría en condiciones impedir  un contraataque de su rival, con lo cual recibiría el efecto devastador de un ataque nuclear, con todas sus consecuencias. Esta teoría sirvió de argumento al incremento de la carrera armamentista por parte de Estados Unidos  y Rusia, como una estrategia encaminada a persuadir al otro de los efectos letales y de destrucción mutua  que tendría iniciar una guerra nuclear.

Quienes están sentados en la nueva mesa  de muchas patas  saben muy bien que un rompimiento significaría  embarcarse en una guerra de autodestrucción mutua. Tendríamos asegurada nuestra lenta pero segura autodestrucción como sociedad. Si volviéramos  de nuevo a la guerra seguramente no quedaríamos completamente destruidos. Seguiríamos con nuestra guerra endémica, degradada, inútil, pérdida de antemano, sin un ganador, todos perdedores. “Autodestrucción” que no desean ni Santos, Ni Uribe, ni los partidarios del Sí y del No, ni las Farc, y por supuesto los colombianos

Volver a la guerra significaría para Santos una estruendosa como inmerecida derrota. Ha dedicado cuatro años, mal contados, a construir un acuerdo de paz y a fe que ha logrado inculcar  en el ánima colectiva la tesis del maestro Estanislao Zuleta: “solo un pueblo escéptico sobre la fiesta de la guerra es un pueblo maduro para la paz”. Santos nos ha colocado en la senda de una paz posible y cierta, después de no pocos fracasos y reveses. El presidente jugó sus cartas en un plebiscito aprobado por el congreso y avalado por las Corte. Desgraciadamente fue derrotado en las urnas, con mentiras y todo, una derrota aceptada y reconocida por el propio Santos.

Resultaría absurdo, una paradoja histórica, que en su condición de Nobel de Paz, Santos tuviera que reiniciar operaciones militares contra las Farc. Un absurdo inimaginable, pero perfectamente posible si el retorno a la guerra se impusiera.

Perdería también la coalición de gobierno, mejor pagaría sus culpas, por mantener un apoyo formal y desganado a la paz, sus preocupaciones centrales siempre fueron obtener el mayor número de prebendas y mermelada posible a cambio del respaldo al proceso de paz. En el plebiscito no movieron la maquinaria, ni movilizaron con dadivas y dineros a los caciques de pueblo, se limitaron a una o dos acticos electorales como por no dejar la cosa y dejarse ver.

Perdería la imagen y la credibilidad internacional del país. Los inversionistas verían como un gran riesgo invertir en un país sumido en la larvada y desgastante guerra de siempre.

Perdería también Uribe. Cargaría sobre sus espaldas la imborrable responsabilidad de haber sido el enterrador de la paz. Un descredito para toda la vida, semejante al que toda la vida cargó Laureano Gómez como el gran instigador y promotor de la violencia de los años 50, o el estigma que sierpe acompañó a Gabriel Turbay de haber sido el responsable de que Gaitán no llegara al poder en1948 y la ola de violencia que se desató desde entonces.

También  corre el riesgo de perder en un nuevo Referendo el 50% ganado por el No y por allí derecho las elecciones del 2018. Las fuerzas del No son variopintas, con intereses diversos. Tiene caudillos en trance de pescar en el rio revuelto de la renegociación de los acuerdos. Pastrana, el ex procurador Ordoñez  y Martha Lucia van por lo suyo. Las fuerzas de las iglesias cristianas NO pueden ser consideradas todas ellas como rebaño de Uribe. Cada pastor tiene su feligresía y su  arca para los diezmos.

El actor más interesado en un nuevo acuerdo de paz son, más que nadie,  las Farc. Reiniciar una obligada guerra sería su mayor descalabro político. Fracasarían en  el más serio y sostenido esfuerzo por encontrar una salida política ante el fracaso de su estrategia de toma del poder por la vía armada. Las derrotas militares y políticas que le infringió el régimen de Uribe y el propio Santos, en su condición de ministro de Defensa y como presidente, las obligaron a reconsiderar su estrategia y decidirse a  salvar el capital político y militar que les quedaba.

Las condiciones de las Farc  para reiniciar la guerra hoy le son profundamente adversas. Cuando se rompieron las negociaciones del Caguana, era una guerrilla victoriosa y en crecimiento. Su Estado Mayor y sus fuerzas estaban intactas y a la ofensiva. Hoy es una guerrilla debilitada militarmente, consciente y convencida de que el único camino que queda es la negociación política.

Las Farc saben muy bien que el gran acuerdo firmado con Santos, ampliamente favorable para sus aspiraciones, ya no es posible. Jugó su suerte al plebiscito y lastimosamente perdió. Ahora tendrá que hacer concesiones para hacer viable un nuevo acuerdo. La guerrillerada que en el Caguán festiva celebró con Marbel, ahora en los llanos de Yarí celebró con Maluma y el Doctor Krapula su esperado ingreso a la vida política y a la sociedad.  Después de un arduo  trabajo político e ideológico para  convencer  a sus hombres de que el camino es la acción política sin armas, no será fácil  convencerlo y disponerlos para volver a la guerra.

Un nuevo acuerdo de paz hoy es posible. Los riesgos para las partes involucradas y el equilibrio de fuerzas lo hacen posible. Ninguna de los acores está en condiciones de imponer hegemónicamente sus condiciones. Tampoco  son posible las astucias jurídicas o el chantaje moral. Ninguna  de las partes está interesada en correr con los costos de reavivar la guerra. Como lo indicó la escritora Laura Restrepo,  “No hay NO que por SÍ no venga”.

El camino de la guerra está cerrado. Volver a ella  significaría una suerte de suicidio colectivo, volver al purgatorio de una guerra inútil.  Unos a librarla, la gran mayoría  a padecerla, otros a sacarle réditos políticos, y otros a observarla en la comodidad de sus hogares en la sintonía de Caracol y RCN.

Hernán Suárez
Columnista de las 2 Orillas, Asesor editorial

Artículo en pdf logo-pdf

FacebookTweetLikeShareLinkedInEmail

Filed Under: Revista Sur, RS Desde el sur

Deja un comentario Cancelar respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Sur Global

El plan económico maestro de Donald Trump

5 mayo, 2025 By Yanis Varoufakis Leave a Comment

Cien días de Trump: una campaña de destrucción en terreno abonado

5 mayo, 2025 By Sebastiaan Faber Leave a Comment

La oligarquía tecnológica en 100 días

5 mayo, 2025 By Silvia Ribeiro Leave a Comment

El Sur posible

Ideas verdes

3 abril, 2019 By Carolina Corcho 2 Comments

Suscribirse a la Revista Sur

VIDEO RECOMENDADO

Fue archivado el proyecto de Ley 010 de Reforma a la Salud

https://www.sur.org.co/wp-content/uploads/2021/05/VID-20210519-WA0024.mp4

Dra. Carolina Corcho Mejía, Presidenta Corporación Latinoamericana Sur, Vicepresidenta Federación Médica Colombiana

TEMÁTICAS

  • Participación y cultura política
  • Paz, Desarrollo Social y Postconflicto
  • Jovenes
  • Victimas
  • Salud
  • Derechos humanos
  • Democracia y ciudadania
  • Ciudades Equitativas – Territorios Equitativos
  • Publicaciones

Ultimos articulos

  • La Consulta Popular una escuela de formación política
  • Sin auditoria forense no hay solución al gasto en salud
  • México ¿estado 52?: Morena ante el espejo
  • La defensa hemisférica y el América First
  • Reforma laboral y democracia

Etiquetas

Acuerdo Agro Amnistia Brasil Cambio Climatico Campo Catalunya Ciencia y Tecnología Conflicto Colombia Corrupción crisis capitalismo Democracia Derecho al agua Derechos Humanos Economía Ecuador Educación Elecciones Colombia ELN España Fast Track Iglesia Justicia Justicia de paz Medio ambiente Mineria Negociación Neoliberalismo Participación Paz PND Pobreza Politica Politica EEUU protesta social reforma Reforma tributaria religión Renegociación revolucion salud Terrorismo Trump Venezuela Victimas

Apoyo SUR

Buscar

Director: Pedro Santana

 

 

 

Copyright © 2025 Todos los derechos reservados - Corporación Latinoamericana Sur ·